Let me entertain you
La biopic de Robbie Williams empieza con dos grandes anomalías para lo que es el género: está basada en una figura que todavía vive y dicha figura es interpretada por un mono antropomorfo. Ya desde el inicio, el tándem Gracey-Williams nos está planteando un ridículo marcado por el tono que va a tener la película, en la que el género de biopic va a ser alterado por la aparición del primate y las constantes alteraciones narrativas y argumentativas, priorizando constantemente los estadíos musicales y la emocionalidad por sobre la trama lineal.
A pesar de que estos bemoles sugieran una crítica negativa, se rescata que todas estas licencias artísticas sirvan para un fin ulterior que tiene la película: entretener y provocar todas las emociones correctas.
Volviendo a lo referido al principio de la reseña, la película logra romper constantemente con la similitud o la linealidad que suelen ser el Talón de Aquiles de las biopics. Este es un “género” que últimamente viene sufriendo de producir films estandarizados que apenas varían en la representación de sus personajes. Por esto mismo toca romper una lanza en favor de Better Man, ya que toma riesgos en un género bastante enclosetado y logra un resultado feliz: una obra que sabe usar todos los elementos del musical, de la biopic y del CGI a su favor.
Better Man no va a ser la película del año ni en crítica ni en la taquilla (tuvo un pésimo resultado en ambos frentes) pero es valorable dentro de una industria que produce biopics a mansalva de poca originalidad que parecen dirigidas por IA que aparezcan películas como esta, que logren reapropiarse de todos los elementos disponibles que tiene el mainstream cinematográfico para brindarnos la chance de disfrutar por dos horas a un homínido cantando Angels.