Magnolia, por Amorina (II)
Frank T.J. Mackey, por Isabella Gentile
El gran crítico cinematográfico Roger Ebert consideró la película Magnolia (1999) una de las mejores películas de ese año y la describió de la siguiente manera: "Alterna entre varias historias que se desarrollan en un Los Ángeles lluvioso donde padres e hijos están en guerra, donde el amor parece imposible, donde todos parecen estar en el mundo del espectáculo y donde todos parecen estar medio muertos [...] Magnolia también presenta a Tom Cruise como un galán profesional que realiza seminarios sobre cómo seducir a las mujeres."
Este resumen de Ebert es perfecto para describir esta película: una montaña rusa que nunca frena ni baja de velocidad y no tiene piedad por sus personajes. Sin embargo, hay algo que falta en su descripción sobre el personaje de Tom Cruise: un gurú de citas llamado Frank TJ Mackey. Su seminario se llama "Seduce and Destroy," cuyo eslogan es "Respect the cock, tame the cunt." En el curso, se utiliza la manipulación como táctica de seducción para convencer a las mujeres de tener sexo. Uno de los capítulos de su seminario literalmente se llama "How to fake like you are nice and caring." Frank es hombre y está orgulloso de eso, creyendo que su género le aporta poder por sí mismo. También da vueltas carnero, grita al hablar, usa el pelo largo y parece ser perfecto, un ganador que tiene como misión enseñarles a su público, que es lo opuesto, cómo convertirse en un macho perfecto e irresistible.
Hay una escena en la película en la que TJ acepta ser entrevistado a pesar de que es algo que le aburre y se lo comenta a la entrevistadora reiteradas veces. Cuando ella le pregunta por su familia, él miente sobre todo; dice que su padre está muerto y que su madre está viva y orgullosa de él a pesar de su trato hacia las mujeres. Pero la periodista, que había investigado todo sobre su vida pasada y lo confronta con la verdad, preguntándole por qué se vuelca por la mentira. Frank, cuando se reconoce en desventaja, se queda en shock, su sonrisa desaparece de su cara y se niega a responder otra pregunta. Admitir la realidad sería desenmascararse y aceptar que no es el hombre que finge ser.
Su padre está en el lecho de muerte, cosa que Frank se enteraría después que nosotros, ya que no tiene relación con él desde que fue abandonado con su madre moribunda, a quien tuvo que cuidar con solo catorce años. Juró no verlo nunca más, pero poco a poco su máscara empieza a deslizarse y, al ver a su padre moribundo, rompe en lágrimas, arrepentido de haber pasado tanto tiempo en el rencor. La imagen de ese hombre fuerte y sin emociones desaparece y lo vemos siendo vulnerable por primera vez, dejándose llevar por las emociones que tanto tiempo intentó ocultar. Todo el resentimiento que sentía por su padre desaparece con la primera lágrima que derrama. Esto demuestra que TJ Mackey, el todopoderoso showman, es una farsa. Es verdad que TJ sabe muy bien cómo seducir y destruir: sedujo a un grupo de hombres que, en el fondo, son iguales a él para que lo amen porque su padre no pudo hacerlo y destruye cualquier relación posible con alguna mujer para nunca mostrarse sensible. No enfrentar su pasado es una manera de no volver a sentir el abandono y la soledad que le provocó su padre; sin embargo, mientras más tratamos de dejar el pasado atrás, más fuerte nos alcanza en el futuro. Finalmente, su padre muere y es en ese momento en el que descubre que la destrucción no vale la pena y que la peor manera de pasar el tiempo de nuestra vida es odiando.
“The most useless thing in the world is that which is behind me. Chapter three”- Frank TJ Mackey.
Jimmy Gator, por Manuel A. Alonso
"Quizás tú hayas acabado con tu pasado, pero que el pasado todavía no ha acabado contigo"
Luego de relatar tres breves relatos de coincidencias, los cuales nos introducen de lleno en el tono que se desarrollará en la película, Magnolia (1999) le da lugar a una de las secuencias de presentación de personajes más virtuosas que se hayan visto, donde pueden verse perfectamente todos los conflictos que deberán afrontar los ocho personajes principales de esta historia que transcurre un día cualquiera en el Valle de San Fernando, California.
En este marco, tras observar a una mujer teniendo sexo a cambio de droga mientras mira televisión (elemento constante que resulta un relevante sintetizador), es que conocemos a Jimmy Gator (Phillip Baker Hall, QEPD), una leyenda televisiva que lleva más de 30 años conduciendo el exitoso programa “What Do Kids Know?” a quien se le brinda homenaje por ser “un gran padre de familia con un matrimonio ejemplar” al mismo tiempo que lo vemos meterle los cuernos a su mujer en el medio de su oficina momentos previos a enterarnos que es, además, el padre de la mujer que se encontraba teniendo sexo en un primer momento. Como si fuera poco, su presentación culmina dentro de una clínica para tratarse lo que posteriormente sabremos que es cáncer terminal.
Dentro de esta presentación se encuentra absolutamente todo. Jimmy es un hombre que vive a través de la televisión, que se construye a través de una honrada imagen pública que contradice contundentemente la realidad de su vida privada, la cual oculta un oscuro secreto. Solamente su hija es capaz de correr la cortina (de forma simbólicamente literal en el único encuentro que mantienen en la película) y ver a través de lo que realmente es.
Esta dualidad de lo público y lo privado con la que convive se ve puesta en crisis debido a la enfermedad terminal que lo acecha, la cual lo desestabiliza y fuerza a ejercitar silenciosas reflexiones sobre las acciones que llevó a cabo a lo largo de su vida, al punto de caer en picada. El momento clave de esto se produce en una situación que resulta, a priori, de suma comodidad para él, estando al aire. Allí donde puede convencerse a sí mismo que la tan decente caracterización que recibe de los incontables ojos que se posan sobre él constituyen la realidad, donde realiza una tarea que “puede hacer hasta dormido”, es entonces que, tras corregir una respuesta incorrecta de uno de los participantes del programa, afectado también por los efectos del alcohol, comienza a divagar. PTA formaliza esta situación ejecutando un zoom hacia su rostro que nos permite apreciar a la perfección la mirada pérdida de un hombre que comienza a darse cuenta de que el relato sobre el cual se cimentó su vida está llegando a su fin; el zoom continúa al compás de su divague y su desorientación se refleja al verse desenfocado en el cuadro. Inmediatamente pierde el equilibrio y se desmorona en el suelo, al igual que la ficción en la que estaba inmerso.
Este personaje tiene una complejidad que lo distingue al resto, es que su desarrollo durante gran parte de la película se da omitiendo un dato clave, un misterio que si bien se nos presenta al principio, se nos pierde entre la infinidad de sucesos ¿Por qué su hija lo odia? La respuesta a esta pregunta se demora hasta iniciado el último acto, cuando, aterrorizado por cómo se desenvolverá su enfermedad, lo vemos confesándose con su esposa, más vulnerable que nunca. Entre infidelidades expuestas, su esposa desliza la pregunta, y allí es cuando él responde “creo que piensa que abuse de ella”, cerrando así tanto su círculo narrativo como el de Claudia. Y esa es la trágica distinción de su personaje, su incapacidad para admitirse capaz de ser el monstruo que arruinó la vida de su hija. Mientras que todo el elenco de personajes (especialmente su análogo, Earl Patridge) expone sus remordimientos y anhela el perdón de los seres que fueron lastimados, Jimmy Gator no.
Posteriormente, devastado y en soledad, toma la cobarde decisión de quitarse la vida, lo cual se ve interrumpido abruptamente, en una escena con una sincronización espectacular, por una de las ranas que caen del cielo en esa milagrosa lluvia; el disparo cambia de dirección hacia una televisión (en otro gesto simbólico ejemplar) generando chispas suficientes para provocar lo que algunos especulan es un inminente incendio. Esta teoría a la cual adhiero constituye una toma de posición de la película toda vez que no le permite a este personaje tan oscuro optar por la salida fácil, sometiéndolo a un final mucho más tortuoso.
En fin, Magnolia es una película que te atraviesa por completo, que plantea dilemas elementales sobre el perdón y el arrepentimiento, sobre las relaciones entre padres e hijos, sobre las consecuencias del pasado en el presente. Magnolia es una película infinita.