Earl Partridge, por Gianni Rolón Santoro
"Life is not short, it's fucking long."
Basta ver la introducción de los personajes en Magnolia para entender que estamos ante la obra de un genio, que adquiere ese carácter genial cuando el ritmo frenético al que el espectador es sometido se aminora hacia el final, pasa de travellings en cámara rápida a fundidos encadenados de varios segundos. Creo que la dinámica del montaje, más allá de lo que pida o no la trama, está dictada por la siguiente frase de Earl: "La vida no es corta, es larga." ¿Por qué señalo que esta frase acompaña el montaje de la película?
Porque Earl, productor de televisión, de alguna manera es el padre del padre de todos los que se criaron con una televisión y con padres (en sentido figurativo o literal) cada vez más ausentes. Esto lo dota de un carácter de personaje fundamental. No es nuestro narrador pero sin duda es nuestro núcleo. Un hombre poderoso, que vivió una vida libertina donde él mismo fue el eje, vida donde decidió renegar de su papel como padre. De este abandono a su hijo y esposa nacería no solo la culpa que lo consumiría en la diégesis del film sino los traumas del personaje de Cruise que vive su propio “programa de televisión” al dar seminarios de una existencia hedonista para nada comprometida y al crear una imagen plástica donde se encuentra atrapado, condenado por los pecados de su padre. Este círculo vicioso de traumas es la huella de todos los dolores de los hijos y las maldades de su padre. Las paredes del círculo están hechas de la codicia, irresponsabilidad o en el peor caso abuso y todo nace de Earl y del mundo donde reinó: La televisión Todo lo que sale de la televisión en Magnolia está impregnado de corrupción e inmoralidad. Al rastrear el árbol genealógico de cada relato, podemos sentir cómo la historia de Earl y su familia derrama en todo. La cadena común es la siguiente:
Productor>Presentador>Participante>Espectador>Sociedad<JIM
Si seguimos el análisis teológico que compara Magnolia con el libro del “Éxodo” Earl es el faraón (Éxodo 8), solo que esta vez escuchó las advertencias y corregir su pasado, por eso la providencia lo deja morir antes de la lluvia y después de escuchar el lamento de su hijo pródigo que puede despedirse de él en sus últimos agridulces momentos.
El claro opuesto es Jimmy, que, estando en la misma situación de vida o muerte, decide mantener una mentira o, en términos televisivos, seguir laburando. Earl nos dio el dolor pero tal vez nos de la cura: Intentar corregir aquello que hemos hecho mal, aquello de lo que nos arrepentimos.
Linda Partridge, por Paula Gómez
Julianne Moore revelo en una entrevista que el papel de Linda Partridge le intrigaba porque el personaje carecía de un lenguaje para articular sus experiencias internas, reflejando así su propia incompletitud emocional. Linda, interpretada por Moore, está profundamente ligada a Earl Partridge, un magnate de la televisión que está en su lecho de muerte. En comparación con los otros protagonistas, Linda aparece menos en pantalla y su presencia depende y se limita exclusivamente a escenas junto a Earl o relacionadas con él.
A pesar de su escasa cantidad de escenas, Linda emerge como uno de los personajes más importantes de la película debido a su actuación poderosísima y una gama colosal de emociones, y principalmente, a dos momentos cruciales que son de los más memorables de la película: su colapso emocional en la farmacia, y la visita a su abogado para modificar el testamento de Earl. En esta última escena, se revela la profunda angustia de Linda, quien admite haberse casado con Earl por interés económico y haber cometido adulterio repetidamente. A causa de esto, la herencia se convierte en un doloroso recordatorio de sus acciones, llevándola a intentar modificar el testamento para liberarse de ese peso emocional.
La escena es similar y le hace juego a la confesión de Earl a su enfermero en sus últimos momentos, donde arrepentido, revela sus engaños a su primera esposa, Lily, quien estaba enferma, y la abandona junto con su hijo Frank. En sus últimas palabras, Earl olvida por completo a Linda y llama a su hijo, buscando liberación de su conciencia. Esta omisión resalta la soledad emocional y el debate moral interno casi idéntico que atraviesan Earl y Linda, unidos por circunstancias complejas, pero enfrentando sus propios demonios internos.
Retomando lo que comentó Juliane Moore en la entrevista, a Linda nadie la entiende, ni los farmacéuticos, ni su abogado, ni el enfermero, ni ella misma. En esta entrevista, la actriz cuenta como su personaje es "estereotípico", quizás el más estereotípico de la película. En este sentido, se opone a Claudia, el otro personaje femenino de la película, quien, a pesar de tener el mismo temperamento de Linda y usar los mismos mecanismos autodestructivos, su sufrimiento surge de un abuso ejercido por su padre, y muestra un dolor totalmente opuesto al que sufre Linda.
Al igual que todos los personajes, Linda busca una redención de su pasado. El olvido no funciona para nadie, nadie se escapa de su pasado. Linda no tiene nadie para refugiarse, al igual que todos los personajes está sola, atormentada al no encontrar ninguna solución busca la salida a través de un intento de suicido. Cuando es trasladada al hospital, comienza la lluvia de ranas, y la omnipresente cita a Éxodo 8:2 (Y si no lo quisieres dejar ir, he aquí yo castigaré con ranas todos tus territorios). Esta frase para funciona tanto como para el pasado de Laura, como para la vida de Earl.
Al terminar de la tormenta de ranas, la muerte de Earl marca un punto crucial de transformación para todos los involucrados. Linda es ingresada al hospital y recibe la visita de Frank, lo que podría representar un momento de posible reconciliación entre ellos. Es que, al igual a lo que concluye Julianne Moore reflexionando en la entrevista “todos merecemos una segunda oportunidad”.